… se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio: y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro de manera que vino a perder el juicio.
Del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. I. cap. 1º Miguel de Cerbantes.